“Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia;” Hebreos 12:28

La Iglesia se diferencia del mundo en que mientras los que no lo conocen exigen, reprochan, juzgan, arrebatan, roban, corrompen, sobornan y mienten, la iglesia es agradecida.

Si, esa es una de las mas grandes virtudes del pueblo de Dios, que podemos ser agradecidos sin importar circunstancia alguna; cuando reímos, somos agradecidos; cuando lloramos, somos agradecidos; cuando tenemos, somos agradecidos, cuando nos falta, somos agradecidos, cuando logramos, somos agradecidos, cuando fallamos, somos agradecidos; cuando nos aceptan, somos agradecidos, cuando nos rechazan, somos agradecidos, cuando tenemos éxito, somos agradecidos, cuando fracasamos, también sabemos dar gracias.

¿Por que? Porque somos un pueblo que ha recibido inmerecidamente la vida eterna por medio de Jesucristo, quien entiende esto sabe que debe estar agradecido ante cualquier circunstancia que venga. Además, tenemos la certeza de que Dios es soberano y de toda circunstancia aprenderemos algo bueno y en todo nuestro Señor podrá ser glorificado. En otras palabras, sabemos que la vida no se trata solo de nosotros sino de servir a Dios y darle la gloria y de poner a los demás por encima de nosotros.

La gratitud con Dios y con las demás personas no solo es un síntoma de buena educación, sino de un alma grande, fuerte, que reposa en su hacedor y no en las circunstancias que le rodean.

“Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.” 1 Tesalonicenses 5:18