No cabe duda que estos últimos meses hemos padecido a causa de la pandemia ,nuestra salud se ha sometido a un sin número de atentados, no solo por ser contagiado de Covid si no por el temor ,la angustia y desolación que se ha desatado en nuestra sociedad.
Toda la turbulencia social, económica, espiritual, que estamos viviendo nos ha llevado a modificar nuestros estilos de vida, hoy en día es tan común ver que las canastas de pan llenas de bisquets, conchas y polvorones han cambiado por canastas con tan solo algunos bolillos, las cacerolas llenas de ricos guisados se han modificado en sartenes con frijoles salteados con un poco de cebolla y las personas se acostumbran a los cambios de dieta alimentaria.
Por otro lado no solo se han modificado los hábitos alimenticios si no que en los hogares se ha modificado también los alimentos espirituales; hemos cambiado los hermosos cultos llenos de hermanos alabando y gozándose en los corros, ujieres dándoles la bienvenida a centenares de hermanos , todos reunidos recibiendo juntos la palabra de Dios, al término del culto compartiendo alimentos en nuestro elegante comedor.
Ahora en la nueva normalidad se ha modificado sustancialmente ya que ahora tenemos que alabar a nuestro Dios sin instrumentos, dentro de un limitado espacio, leyendo la palabra en familia, compartiendo la palabra a través de los medios digitales; vaya que si han cambiado las cosas, sin embargo estoy seguro que la Magnificencia de Jesucristo no ha cambiado, es decir Nuestro Dios inmutable es quien nos ha traído a este episodio de padecimiento para enseñarnos que su amor sigue estando con su Iglesia, pareciera que en medio de este torbellino Dios quisiera atemorizarnos, sin embargo hemos aprendido a través de su palabra que en medio de plagas y pruebas siempre Dios traía enseñanzas a su pueblo y la enseñanza que Dios me ha mostrado en esta etapa es la de permanecer vigilantes en el mover del Espíritu Santo, orando y leyendo la palabra en familia, ya que el objetivo principal de este fenómeno social es que su iglesia aprenda a depender más de Dios y que pueda recibir salud de su Creador y no de los médicos, que la iglesia aprenda a recibir alimento de parte de Dios y no del esfuerzo humano, que aprenda a ser feliz no por que lo tiene “todo”, sino que nuestra felicidad radique en que teniendo a Jesús en nuestra vida nada nos hará falta.
Seamos entonces vigilantes y reforcemos las cosas que están a punto de morir, aquellas áreas de tu vida que aún tienes que entregar a Cristo, si te has sentido solo, abatido, cansado sin ánimo de orar ni de leer tu biblia, quiero decirte que no estás solo ¡Dios está con nosotros!
Muchos de los que han experimentado en carne propia esta enfermedad han tenido que caminar solos para no contagiar a nadie más, ha sido tan agresiva esta enfermedad que algunos que entran en un hospital es la última vez que tuvieron contacto con sus familias y amigos. Tu que tienes la fortuna de tener a Cristo en tu corazón y a tu familia debemos de valorar este privilegio y nunca dejar de agradecer por todas estas bendiciones, nunca olvides la bondad de Dios en tu vida.
El día de hoy quiero decirte que Dios no te ha llamado a caminar con temor ni miedo a la muerte ya que nuestro Señor Jesucristo ha vencido a la muerte y nos ha dado vida y vida en abundancia a sus hijos, te convoco a que seas vigilante y digno representante de Crísto en la tierra, que a pesar de las luchas y pruebas puedas caminar con un rostro apacible mostrando al mundo visible e invisible que ¡Cristo es suficiente razón para caminar con Paz, gozo y agradecimiento a nuestro Dios y Redentor Jesucristo!
