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18 Julio

Misericordia & Justicia

Written by  Paulo C. Chaparro

Este texto ha generado polémica al rededor de la pregunta ¿porqué Dios aborreció a Esaú y amó a Jacob? Se cuestiona la libre y soberana elección de Dios entre ellos, y más considerando que eran hermanos gemelos, es decir, lo más “iguales” que dos seres humanos pueden ser. En todo lo que se puede coincidir, ellos coincidían, familia, educación, cultura, etc. Entonces ¿porqué Dios solo amó a uno de ellos?

La controversia se da pues la mente carnal no logra conciliar la Justicia y la Misericordia de Dios. Para entender este pasaje citaré en paráfrasis las palabras de Charles Spurgeon cuando fue cuestionado sobre este texto y dijo: “que Dios haya aborrecido a Esaú lo entiendo, lo que no entiendo es porque amó a Jacob”.

Esta respuesta nos ayuda bastante pues Dios no está obligado a amar a nadie, mucho menos cuando se trata de escoger de entre solamente seres depravados por sus pecados como los hombres. Todo impío merece la ira y juicio de Dios. Ningún pecador merece el amor de Dios, y si Él no amara a nadie, sería justo.

Es decir, con Esaú Dios fue justo. Y ¿qué con Jacob? ¿Acaso no venía depravado desde el vientre, como su hermano? Ambos pelearon a muerte por envidia en el útero materno. Aquí, y en esto, se revela la misericordia de Dios. Aunque Jacob se encontraba en la misma condición y contexto que Esaú, el Soberano Dios decidió amarlo, ¿Porque? “por el puro afecto de Su voluntad” (Efesios 1:5). Entonces vemos que con Esaú, Dios fue justo, y con Jacob tuvo misericordia.

Es necesario definir que Dios es justo, no parejo. Él no da a todos lo mismo, sino que da conforme a Su soberana voluntad y en esto siempre es absolutamente Justo. Incluso los dones del Espíritu son dados como a Él le place (1 Corintios 12:11). Si Dios hubiera aborrecido a ambos sería lo Justo “por cuanto todos pecaron” (Romanos 3:23)

La misericordia no puede ser cuestionada en sus razones o motivos, mucho menos tratar de forzarla pues por definición la misericordia es voluntaria, de otro modo dejaría de serlo. Ahora, si consideramos que hablamos de la misericordia del absoluto y Supremo Soberano, ¿quién podría oscurecer el consejo (voluntad) del Señor? (Job 38:2).

Podemos entender que Dios aborreciera a Esaú pues es lo que merecía, más no podemos entender porque amó a Jacob pues no lo merecía, más el Soberano extendió Su cetro de misericordia sobre él.

Agradezcamos el amor que por la misericordia de Dios hemos recibido , las razones de porque nos amó y a otros no, dejémoslo al único que conoce todas las repuestas, Dios, el Soberano del Universo. Y pensemos bien antes de “pedir justicia” en nuestras diferencias pues el resultado puede no ser el esperado.

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