IBJ | Blog

20 Julio

Seis puntos de la hombría

Written by  Alejandro Corzo

La hombría es una lucha constante contra el enemigo más férreo que una persona tiene: Uno mismo.

Por ello la iglesia es exhortada por el Apóstol Pablo a que todo varón sea valiente y decidido en esa constante batalla sabiendo que el Espíritu Santo esta en nuestra ayuda para avanzar un poco cada día, no obstante, es necesario nuestra disposición, determinación y disciplina para lograrlo.

En la actualidad, la hombría es atacada y minimizada con ideologías que interpretan todo intento de afirmar la hombría como machismo y anacronismo, la iglesia debe tomar una dirección muy definida y orar para que se levanten hombres con las cualidades bíblicas que Pablo mismo sugiere, a saber:

Justicia: Dar el pago correspondiente a cada asunto, sin preferencias ni favoritismos, pero tampoco olvidando que el principio de la justicia según Dios es la misericordia.

Piedad: La piedad se refiere a la relación intima con Dios, de tal manera que un hombre piadoso cuida de su vida de oración, de la lectura de la Palabra y el cuidado de cumplir con la ley moral de Dios.

Fe: La fe es la acción constante de aquello en lo que hemos creído, siendo firmes en nuestras convicciones y en la defensa de las mismas.

Amor: El amor siempre da. Por lo tanto un hombre de Dios esta siempre dispuesto a dar, de su tiempo, de su capacidad, de su ayuda, de sus recursos, de su bondad.

Perseverancia: Un hombre de Dios aunque se sienta débil sabe donde esta su fortaleza. Por ello, aunque se caiga y tropiece, se levanta y sigue adelante, sabe que no siempre saldrá todo bien o conforme a lo que espera, pero se consuela en su hacedor, fortalece sus manos y continúa en la lucha.

Amabilidad: Un hombre de Dios tiene dominio propio, y aunque hay muchas razones para irritarse y ser duro, áspero o violento, sabe controlarse con al ayuda del Espíritu Santo; si Dios debiendo habernos destruido fue amable dándonos una oportunidad a nosotros, el hombre de Dios se esfuerza por hacer lo mismo.

En suma, un hombre de Dios se conoce por sus frutos, no solo por sus palabras.

Sin duda, ser hombre de Dios en medio de una generación que intenta destruir la hombría no es fácil, pero tenemos la obligación de intentarlo por que la Biblia nos lo pide y por que estamos seguros que tenemos un Dios verdadero en nosotros que nos ayudará a lograrlo.

Read 736 times
Rate this item
(1 Vote)