Jesucristo no es solo la puerta de salvación para sus ovejas, sino también es el pastor que nos conduce hacia la puerta. Las ovejas por si mismas no podrían llegar a la puerta, necesitan ser encontradas y conducidas de regreso a casa, por ello Jesús es el buen pastor que SÍ esta interesado en regresarnos a la eternidad con el Padre. Ahora, en el tiempo de la iglesia, esta función pastoral de regresarnos para que veamos la puerta y seamos salvos la hace el Espíritu Santo por delegación misma de Cristo.
Fuera de Jesús todos son asalariados, es decir, solo Jesus es el dueño que conoce a sus ovejas y esta dispuesto a pelear por ellas, como David, que fue ungido para ser rey, pero primero cuidó de las ovejas de su padre arriesgando su propia vida contra leones y osos; de la misma manera nuestro buen pastor es el rey ungido que peleó dando su propia vida para líbranos del poder del pecado y de la muerte; a Él no lo mueve el egoísmo, ni el aprecio de los hombres, ni las ganancias que las ovejas puedan significar, Él está dispuesto a morir y lo hizo. Por ello, no podemos confiar en el hombre ciegamente, confiemos en el único que no nos va a fallar y nunca nos va abandonar.