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22 Agosto

La iglesia da aliento

Written by  Enrique Ortiz

“Mantengamos firme la esperanza que profesamos, porque fiel es el que hizo la promesa. Preocupémonos los unos por los otros, a fin de estimularnos al amor y a las buenas obras. No dejemos de congregarnos, como acostumbran hacerlo algunos, sino animémonos unos a otros, y con mayor razón ahora que vemos que aquel día se acerca” Hebreos 10:23-25

Hace casi seis meses que no hemos podido reunirnos físicamente como congregación. No ha existido la posibilidad de estar juntos como la desposada de nuestro Señor Jesucristo. Sin embargo, aunque hemos estado alejados, se han abierto posibilidades para encontramos a través de actividades a distancia: cultos virtuales, reuniones de área, sesiones de oración, cursos en línea, discipulados para atender diferentes sectores de la iglesia de acuerdo a cada necesidad, entre ellos atención a varones, damas, matrimonios, jóvenes, etc. Esto nos ha consolado y dado aliento, poder preguntar al otro como está, apreciar su rostro, visualizar su sonrisa en la pantalla, las bromas o bendiciones en los chats; así nos hemos podido estimular, consolar, animar, preocuparnos el uno por el otro y esa es una labor de protección que tiene la reunión de los santos.  
 
Aunque, también es cierto que algunos han mostrado escaso compromiso con la congregación y las actividades que ésta ofrece para hacer esta función protectora y velar unos por otros en nuestras necesidades y problemáticas; dejando de congregarse. Eso obliga a preguntarse ¿Qué les ha motivado para no buscar los encuentros con sus hermanos? ¿Qué actividades les distraen? ¿Qué problemáticas puede atravesar su alma para evitar reunirse o no darse el tiempo para encontrase en las opciones que se han generado como iglesia para estar juntos? ¿Se hallará bien su alma? ¿Se estarán extraviando del camino? ¿Dónde están? ¿Estarán bien? 

Cuanta razón tenia el apóstol Pablo, por supuesto inspirado por Dios, al exhortar a la iglesia a no hacer una costumbre el dejar de congregarse, la comunión con un hermano nos hace recordar que estamos hablando con un santo y también nos hace evidente que se espera que lo seamos, alguien que se aparta para Dios como embajadores de Cristo en la Tierra, con grandes privilegios y responsabilidades a la vez.
 
Como iglesia mantenemos la esperanza de la venida del Señor, pero ¿Nos hallará a todos reunidos alrededor de Él, aunque sea en la virtualidad? ¿Hallará fe en la Tierra? Tu que eres fiel y constante en las reuniones, seguramente estás preparando tu corazón para extender el amor de Dios y  las buenas obras, pero también nos corresponde buscar a los que no están y no se aparecen desde hace meses. Son nuestros hermanos, son la iglesia de Cristo y anhelamos que también sean novia del Cordero. Intercedamos por sus vidas y alentémosles a que se reúnan, que se acerquen a la reunión de los santos y también encuentren refugio a sus agobios o dejen que la tentación sea enfrentada con la ayuda de sus hermanos. Cristo viene más pronto de lo que pensamos.

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