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11 Julio

La olvidada Meditación Bíblica

Written by  Alejandro Corzo

Un obstáculo para el crecimiento de los cristianos de hoy es la falta de cultivación del conocimiento espiritual. Somos faltos en dar el tiempo suficiente a la oración y la lectura de las Escrituras, y hemos abandonado la practica de la meditación. ¡Cuan trágico es que la misma palabra “meditación”, en otro tiempo considerad una disciplina central del cristianismo sea ahora asociada a una espiritualidad New Age no bíblica! El cristianismo en el último siglo se ha dedicado a criticar a quienes se involucran en la meditación trascendental y otros ejercicios que relajan la mente, por que estos ejercicios están relacionados con religiones falsas, como el hinduismo o el budismo, y no tienen nada que ver con las Escrituras.

Sin embargo, podemos aprender de tales personas la importancia de la serena reflexión y la prolongada meditación. Pero lo que me parece importante resaltar es que, aún cuando estas prácticas de meditación pueden estar relacionadas con religiones paganas, la realidad es que el concepto y práctica de la meditación es 100% bíblica, respaldada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, y por la historia misma de la iglesia, que nos da testimonio de que fue fundamental en la práctica de la devoción hasta por lo menos el siglo XIX.

Si nuestra herencia evangélica nos enseña que un medio de Gracia Privado es la meditación, conviene conocerlo, recuperarlo y atrevernos a practicar lo que Dios mismo nos ha dado comprendiendo que, seguramente todas esas practicas humanas o paganas de meditación, como todo lo que satanás hace, han tomado principios divinos y los han hecho propios,  por lo que nosotros como cristianos, con celo santo de parte de Dios, deberíamos recuperar, aprovechar y practicar lo que Dios no indica conveniente para nuestro crecimiento como hijos de Dios.

¿Qué es la Meditación? 

Meditación o meditar, en el original hebreo vine de la palabraShúakj” que significa “Musitar”; esta a su vez viene de la raíz “Síakj”, que significa “Conversar con uno mismo, musitar, contemplar, pensar en, reflexionar” En el Nuevo testamento meditación es traducida de la palabra “Sumbállo” que significa conversar, disputar, consultar mentalmente. 

Con base en las raíces lingüísticas, podemos definir la meditación como “la practica consiente donde, en un estado de atención plena, hablamos con nosotros mismos para recitarnos pasajes de la escritura que hemos memorizado y reflexionar en ellos”.

La Meditación en la Biblia 

 La palabra meditar o meditación aparece más de 35 veces en toda la Biblia. Su referencia más antigua esta en Génesis, donde podemos inducir que Isaac, y seguramente su padre Abraham, tenían por costumbre y práctica constante la meditación: 

Otro ejemplo interesante es Josue, quien, a pesar de su gran responsabilidad militar, de gobierno y de supervisión en la conquista de Canaan, recibió directamente de Dios la orden de meditar:

La Biblia llama bienaventurados a aquellos que meditan diariamente en las escrituras:

David, en el libro de los salmos, nos recuerda que podemos meditar en cualquier momento, aun estando acostados y es muy conveniente aun de madrugada: 

El Nuevo Testamento, aunque son menos las menciones directas de la palabra “meditación”, también nos enseña sobre la práctica conveniente de este medio de Gracia. Vemos al apóstol Pedro dándonos ejemplo de poder meditar sobre las experiencias con Dios:

Maria, la madre de Jesús, meditaba acerca de lo maravilloso que era el cumplimiento de la promesa de Dios:

Pero sin duda el texto mas oportuno al tema es el que tenemos por base de este estudio, donde el apóstol Pablo nos anima directamente a tener la meditación como una forma de afirmar lo que las Escrituras aportan a nuestras vidas:

Así entonces, la meditación es una práctica bíblica que implica pensar en el Dios Trino y Su Palabra. Para que la meditación sea genuinamente Bíblica debemos Anclar la meditación en dos cosas fundamentales: 

      • La Palabra viva que es Jesucristo
      • La Palabra escrita que es la Biblia.

No es simple contemplación.

Es importante decir que la Meditación Bíblica no es una práctica simple de misticismo o imaginación sin acción; la meditación bíblica ejercita tanto la mente como el corazón. El que medita pone en quietud su cuerpo para aproximarse a una cuestión con su intelecto a la vez que con sus afectos, la meditación es un ejercicio de la mente por el que traemos a la memoria las verdades de Dios y, con seriedad y atención, reflexionamos sobre ellas y nos las aplicamos a nuestra vida diaria.

Importancia de la Meditación Bíblica

Cuando estudiamos los Medios de Gracia aprendemos qué hay medios de Gracia privados y públicos, dentro de los medios privados están la Palabra de Dios y la oración, pero el tercer medio de Gracia imprescindible es la meditación; pues es la meditación la que le da fuerza a la Palabra de Dios en nuestras vidas.

“La Meditación Bíblica es una suerte de deber en medio camino entre la palabra y la Oración, y está relacionada con ambas. La Palabra alimenta la meditación, y la meditación alimenta la oración. Debemos oír la palabra para no estar equivocados, y meditar para no estar sin fruto. Estos deberes siempre deben ir de la mano. La meditación debe seguir al oír y preceder a la oración”

 Thomas Mantón  (1620-1677)

Sea que la Palabra de Dios llegue a nosotros a travez de le lectura diaria o a travez del escucharla en sermones y predicaciones, la meditación es lo que ayudará a digerir la Palabra e impulsar nuestros corazones para tener comunión con Dios conforme a la Palabra misma; así, la meditación se convierte en un puente valioso entre estas dos o en una especie de medio digestivo para la mejor asimilación. 

La importancia central de la meditación bíblica en la vida del cristiano es entonces simplemente por que la necesitamos, no obstante, enumeremos algunas razones para esta práctica de la madurez cristiana:

  • Dios nos ordena meditar en Su Palabra. Esta debería ser suficiente razón para ponerla en práctica, existen numerosos textos bíblicos que nos lo señalan. (Deuteronomio 6:7; Salmos 19:14; 49:3; 63:3; 94:19; 119:11, 15, 23, 28, 93, 99; 143:5; Lucas 2:19; 4:44; Efesios 1:18; 1 Timoteo 4:13; Hebreos 3:1)
  • Da solidez al cristiano. Al meditar hacemos nuestras Su Palabra y Sus promesas, de tal manera que estamos más firmes ante las pruebas. Sin la meditación, difícilmente las verdades de Dios permanecerán en nosotros. El corazón es duro, la mente olvidadiza y el cuerpo perezoso, sin la meditación estamos perdidos.
  • La Palabra de Dios será mas provechosa. Como ya lo mencionamos, de alguna manera la meditación es al alma lo que la digestión es al cuerpo. Sabemos que con una mejor digestión se asimilan mas los nutrientes de los alimentos, lo mismo ocurre cuando nosotros dedicamos tiempo a la meditación.

“Nuestros cuerpos no son alimentados por el solo hecho de introducir comida por nuestras bocas, más bien se alimentan a través de los procesos de la digestión, los cuales proveen nutrición a los músculos, nervios, tendones, huesos, etc. Es por la digestión que el alimento viene a ser asimilado por nuestros cuerpos. De la misma forma sucede con nuestras almas: no se nutren meramente con lo que oímos o leemos. Lo que aprendemos requiere ser “digerido”, y esta digestión se logra por medio de la meditación.” 

C. H. Spurgeon 

  • Nuestras oraciones serán más efectivas. Si meditamos la Palabra y la hacemos nuestra, entonces nuestra oración estará más alineada con la voluntad y verdad de Dios y será menos egoísta y más Bíblica.
  • Es una forma de adoración. Jesus le dijo a Nicodemo que Dios busca adoradores en espíritu y verdad, este estado de adoración conforme a la verdad se logra sin duda cuando somos diligentes en la meditación.
  • Alumbra nuestro entendimiento. La Palabra se afirma por el Espíritu Santo cuando meditamos en ella, se abre una luz que nos aclara el entendimiento y nos motiva para hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas.
  • Estimula la memorización de las Escrituras. Si meditamos diariamente será más fácil memorizar versículos bíblicos, lo cual es necesario para que, luego de reflexionar en ellos, la Palabra de Dios sea siempre en nuestros corazones y eventualmente dirija nuestros pasos con su luz brillando en nuestro interior para conducir nuestras vidas en el camino de Dios.
  • Trae calma al cuerpo y al corazón. La meditación es una forma natural de poner en calma y tranquilidad el cuerpo que siempre esta tan acelerado y lleno de estrés y poner en equilibrio la mente y el alma poniendo atención en algo más importante y que le dará paz, esperanza y seguridad: La Palabra de Dios. 

Como practicarla

Basados en la terminología misma de la palabra meditación, y la información que tenemos de la historia de la iglesia evangélica, principalmente de los puritanos de los siglos XVII y XVIII que fueron formidablemente diligentes en el cuidado y práctica de los medios de Gracia poniendo un énfasis particular en la meditación de las Escrituras, podemos compartir un modelo de práctica y sugerencias básicas de como hacerlo. 

 Sugerencias previas:

  • No perdamos de vista que es una práctica espiritual.
  • Por lo anterior, busquemos un momento para dedicarnos a la meditación alejándonos en lo posible de distracciones mundanas.
  • Atesora una provisión de textos de la Escritura y verdades Espirituales, estas serán la materia prima de la meditación.
  • El libro de Salmos y Proverbios nos dan una cantidad asombrosa de textos, temas y asuntos para meditar, sobre todo al principio, eventualmente la intención es que podamos meditar en prácticamente cualquier porción de las escrituras.
  • Encuentra un lugar tranquilo y libre de interrupción para la meditación.
  • Mantén un postura corporal que se cómoda y reverente, ya sea sentado, de pie, caminando o postrado. El cuerpo debe ser el siervo del alma.

Pasos básicos para empezar a practicar la Meditación Bíblica:

    1. Comienza poniéndote cómodo, sea sentado o parado.
    2. Lee un texto de tu Biblia que no sea muy largo, incluso puede ser un par de frases del mismo texto; conforme vallas ejercitándote en la meditación podrás hacerlo con pasajes mas extensos.
    3. Si te es posible transcríbelo en una libreta.
    4. Cierra los ojos para no distraerte. Los puritanos decían que también se podía practicar la meditación caminando o sentado en la naturaleza, en cuyo caso, quizá se podría hacer con los ojos abiertos.
    5. Respira profundo un par de veces como una manera de preparar el cuerpo y la mente para la meditación.
    6. Siente tu cuerpo por unos segundos, el cuerpo es el templo del Espíritu y poner atención en él ayudará a poner atención después en la Palabra.
    7. “Musita” o repite en voz baja el texto que leíste o memorizaste. No te preocupes de que lo repitas exactamente igual. La intención es que lo traigas a tu mente lo mejor que lo recuerdes. 
    8. Repítelo todas las veces necesarias con la respiración controlada. El punto es que lo vayas interiorizando en tu mente conforme lo vas escuchando y hablando.
    9. Ahora, hazle preguntas al texto, lo puedes hacer mentalmente o verbalmente si te ayuda. Preguntas como: ¿De qué habla?¿A quién se refiere?¿Por qué sucedió esto?¿Con qué otro pasaje lo puedo relacionar?¿Qué tiene que ver conmigo? No se trata de resolver o interpretar el pasaje teológicamente, ni siquiera entenderlo en todo su significado, solo hacerle preguntas, quizá obtengas una respuesta, quizá no, lo importante es ponerle atención al texto.
    10. Si un punto en particular del texto te llama la atención, aísla ese punto o frase y hazle preguntas y piensa en todo lo que puede significar.
    11. Si sientes que tus pensamientos se van a otro lado y se dispersan, vuelve a traer el texto o el punto del texto a tu mente y si es necesario vuelve a decirlo en voz alta.
    12. Respira un par de veces profundamente y abre los ojos.
    13. Si el Espíritu te mueve y tu corazón lo siente, puedes ahora entablar diálogo con Dios y entrar en un tiempo de oración como normalmente lo haces, si no, puedes terminar tu tiempo de meditación y orar más tarde en otro momento que tengas destinado para ello.

La anterior es una guía muy rápida y básica, que puede durar entre 8 y 10 minutos hasta 30 minutos dependiendo de la capacidad y disfrute de cada persona; hay formas de meditación bíblica mas profundas que los puritanos nos dan a conocer en sus escritos, como la meditación temática, o la meditación doctrinal. Pero consideramos solo una introducción para comenzar a recuperar este medio de gracia tan descuidado y desconocido por tantos cristianos del siglo XXI.

Conclusión

Para muchos cristianos de siglos anteriores, la meditación era considerada un arte bíblico, doctrinal, experimental y práctico donde la mente reflexiona, se detiene y se aferra, para su propio beneficio y provecho, de las riquezas contenidas en las Escrituras y un intento inicial para poder recibir la iluminación delante de la faz de Cristo.

Por ello consideraban que el descuido de la meditación apaga y destruye el amor por Dios y nos conduce más a egocentrismo. Quedamos expuestos al poder del pecado de tal manera que lo vemos como un placer y nos deja vulnerables y frágiles ante las pruebas y tentaciones de toda clase. Consideremos la importancia de conocer, recuperar y profundizar en el medio de Gracia mas descuidado, aun más, mucho más, que la oración; y tomemos en cuenta las palabras que nos dejo el notable puritano del siglo XVII Thomas Watson respecto a la meditación:

“Si la has descuidado anteriormente, lamenta tu descuido y comienza ahora a tomar conciencia de ella: enciérrate con Dios al menos una vez al día mediante la meditación santa. Asciende esta colina y, cuando hayas alcanzado la cima, veras una perspectiva despejada; Cristo y el cielo ante ti… Retírate mediante la meditación a tu habitación, o al campo, y allí tendrás los abrazos de Cristo”.

Thomas Watson (1620-1686)

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