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10 Febrero

¿Está el cristianismo pasado de moda?

Written by  Flor Jiménez

Introducción

Este ensayo es una respuesta a un artículo publicado en internet en el año 2011, en la página electrónica denominada Mi devocional, por un autor que prefirió permanecer en el anonimato, pero muestra cuál es la mentalidad del hombre del Siglo XXI. En el texto, se emitieron una serie de tajantes aseveraciones sin argumento ni bases para la discusión, que llamaron mi atención y produjeron un reto emocional e intelectual para dar respuesta a la siguiente pregunta ¿La cosmovisión cristiana es una posición fuera de moda y si así fuera, en qué son diferentes las cosmovisiones del mundo y la cristiana? Entre las afirmaciones que publicó esta persona están: Los cristianos están atrasados, en un mundo lleno de modernidad y posmodernidad; Los viejos tabúes como la religión deben quedar obsoletos; El mundo fundamentalista está pasado de moda, ante la realidad de un mundo cambiante.

Se recuperaron estas sentencias porque se asemejan a la manera en que piensan los humanos en esta época, por eso, es importante esclarecer si verdaderamente la cosmovisión de los hijos de Dios debe ser de tipo transitorio y dejarse dominar por la cosmovisión del resto de la población, o proclamar el evangelio con conocimiento de causa, después de comprender las diferencias entre la forma de pensar de los incrédulos y de los cristianos actuales para evitar seguir la corriente de este mundo y poder confrontar los errores que cometen los que todavía viven en tinieblas.

El Apóstol Pablos en Romanos 12:2 nos dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”, y de acuerdo con la interpretación que hace Theo G. Donner (2012) “debemos renunciar a los criterios del tiempo presente (el «molde» que el mundo nos impone). Se nos invita a una nueva forma de vivir que se logra por medio de una nueva forma de pensar.”[1] Por tanto, la pregunta ¿La cosmovisión cristiana es una posición fuera de moda? Provoca que revisemos cuáles son los criterios con lo que se rige el tiempo presente y porqué los cristianos nos debemos remitir a los principios que Dios estableció y no a los de este mundo. Pero antes, debemos comprender algunos conceptos básicos que se manejarán en este ensayo. Por tanto, abordaremos los siguientes apartados: Conceptualización elemental (cosmovisión, cristianismo y moda), Criterios seculares del Siglo XXI, Principios establecidos por Dios, Aplicación en la vida práctica, a fin de confrontar el radicalismo de las dos grandes cosmovisiones y llegar a algunas consideraciones finales.

Conceptualización elemental

Nos vamos a referir a la cosmovisión cristiana como la visión de Dios y debatiremos si está o no pasada de moda; iniciaremos por definir qué se entiende por cosmovisión. El diccionario Enciclopédico Santillana dice que la cosmovisión es “la forma de concebir e interpretar el mundo”[2]. Al recurrir al griego, podemos descomponer la palabra y vemos que se conforma por “cosmos”, equivalente al universo, como un todo ordenado y el verbo “visio”, que significa ver. En consecuencia, la cosmovisión es la manera de ver e interpretar el mundo. Es el conjunto de creencias que sirven al hombre para analizar y reconocer la realidad a partir de su propia existencia. Por eso se puede hablar de la cosmovisión individual, cultural o de una época.

El cristianismo, es considerado una religión “basada en la persona y en la predicación de Jesús de Nazaret, llamado el Cristo y difundida primero por los apóstoles y luego por sus sucesores a lo largo de los siglos y por todo el mundo”[3]. Los cristianos somos los seguidores de Cristo aunque la denominación como tal, aparece por primera vez en el libro de los Hechos 11:26 Los cristianos estamos convencidos que el Padre, el Hijo (Jesús) y el Espíritu Santo es Dios; que Jesús murió para perdón de nuestros pecados y resucitó al tercer día, ascendió a los cielos y un día volverá por su pueblo escogido. Dios dejó un gran mensaje escrito en la Biblia, es el mensaje de salvación que conduce a la vida eterna e invita a los seguidores o discípulos de Jesucristo a imitarle, como lo anuncia el apóstol Pablo en 1 Corintios 11:1.

En tanto una moda es el “conjunto de gustos, costumbres y tendencias propios de una época determinada” [4]. El término moda se asocia al mecanismo que regula las elecciones de las personas y que, a veces la presión social, indica lo que cada uno debe consumir, utilizar o hacer. Entonces la moda se puede convertir en hábitos repetitivos que caracterizan a un grupo de individuos o a individuos particulares para pensar y actuar de una forma particular. Esta actuación se refleja en la vida cotidiana en sus comportamientos, costumbres, sitios que frecuentan, etc.

A través de los tiempos, desde antes de Cristo, los grandes filósofos y otros pensadores se han hecho preguntas como ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Qué propósito tenemos? ¿A dónde vamos? El ser humano ha generado diversas teorías con diferentes respuestas a lo largo de la historia. Recientemente han dicho que la Tierra se originó en el Big Bang, un pequeño punto en donde se almacenaba toda la materia y que provocó la expansión de todo el universo; antes se afirmó que el hombre desciende del mono a través de un proceso evolutivo, aunque no se ha localizado al “eslabón perdido”; algunos piensan que después de la muerte vendrá la reencarnación y otros sospechan que no hay vida después de la vida. La forma de pensar en estas cuestiones trascendentales y otras, también fundamentales, determina lo que se cree, se siente y se hace. Determinan la cosmovisión que tienen las personas. Por eso importa mucho saber cuáles son los criterios que gobiernan al mundo de hoy, no solo para comprenderlos, sino para derribar las barreras opositoras a la labor de evangelismo que nos corresponde a los hijos de Dios. 

 

Criterios del mundo del Siglo XXI

De acuerdo con Scribano, 2015 “en una mirada global/planetaria se destacan tres rasgos del estado actual de lo que hemos llamado, por lo menos hasta el siglo XX, la humanidad”[5]. Afirma el autor que: “a) Los seres humanos somos la única especie capaz de autodestruirse del todo y los únicos que podemos “diseñar genéticamente nuestra propia constitución” [6] Esto se debe a los avances científicos en torno a la creación de poderosas armas nucleares o al  avance de la biogenética. Además, “b) La relatividad, la cuántica, la complejidad y las teorías sobre el caos han transformado radicalmente, en el transcurso del siglo pasado, la estructura, procedimientos y metas de las ciencias en general” En especial, a partir del arribo del positivismo en donde se descartaron las ideas dogmáticas para dar paso a la ciencia y al empirismo que postula que la realidad objetiva es tangible, medible y observable, y “c) El aumento de la población mundial, de los miles de millones de sujetos con hambre,…el crecimiento sostenido de la desigualdad planetaria…indican claramente que el siglo XXI implica un tiempo de nuevos desafíos…”[7] Como vemos, a partir de las ideas de Scribano, si bien, existen avances considerables en torno a la ciencia y la tecnología, para mejorar la calidad de vida de las personas, lo cual ha provocado que el hombre se considere cada día más poderoso y autosuficiente, por otra parte persiste la desigualdad y la deshumanización, lo cual también deja al descubierto el egoísmo del hombre, a quien no le importa  pasar por encima de sus congéneres para resolver sus propias ambiciones, como la acumulación excesiva de bienes, riquezas y dinero. A pesar de que Dios nos convoca a amar al prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39)

A veintidós años de haber iniciado el siglo XXI, vivimos en una sociedad consumista, los individuos son competitivos y, buscan lograr la supervivencia del más fuerte “La sociedad moderna es aquella que cuestiona las autoridades, tradiciones y costumbres recibidas. Se caracteriza por la secularización, la democracia y el desarrollo económico. Sus valores son el humanismo, la ciencia y el progreso”[8]. Es una sociedad deseosa de sacudirse de la autoridad, de los dogmas religiosos, incluidas las verdades bíblicas. Esta sociedad de consumo pretende la satisfacción inmediata de sus deseos y practica el desecho en todos los ámbitos, inclusive el de las relaciones humanas. Los niños y jóvenes se relacionan en las redes sociales a través de un click y la mayoría renueva constantemente a sus amistades o parejas sentimentales.

Sin embargo, los individuos no encuentran propósito, satisfacción ni saciedad en esta forma de vida; prueba de ello es el alto índice de suicidios en personas jóvenes. Hablando de nuestro país, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dio a conocer en un comunicado del 8 de septiembre del año 2021, que en México, “en el año 2020, sucedieron 7,818 fallecimientos por lesiones autoinfligidas en el país” y esto refleja que “la tasa de suicidio es más alta en el grupo de jóvenes de 18 a 29 años, ya que se presentan 10.7 decesos por esta causa por cada 100,000 jóvenes”[9]. La gente joven decide quitarse la vida de forma deliberada al no encontrar respuesta a sus demandas ni a las preguntas básicas de su existencia.

A los gobiernos humanos se les ha concedido el derecho de regir a la sociedad: sus conciencias y sus actos. Y a veces se sienten dioses. Con ello, pueden proponer y aprobar leyes en favor del aborto, la eutanasia o del matrimonio entre personas del mismo sexo, por mencionar algunas disposiciones que contravienen los principios bíblicos. Porque Dios es el dueño de la vida (1 Samuel 2:6) y, por ejemplo: abomina que un hombre se acueste con varones (Levítico 20:13).

Cuando un cristiano, en su afán de cumplir con la Gran Comisión (Mateo 28:19-20) se empeña en compartir las verdades bíblicas, se encuentra con ideas opositoras como: Los cristianos están atrasados en un mundo lleno de modernidad. Pero, lamentablemente “La Edad Moderna es la del hombre autónomo, la persona que ha dejado atrás la tutela de la iglesia y de la religión, que es dueño de su propio destino”[10]. Porque el hombre, desde el jardín del Edén ha querido escuchar otras voces ajenas a la de Dios, oyó a la serpiente que le provocó la duda “conque Dios dijo no comeréis de ningún árbol del huerto” (Génesis 3:1) y así ha sucedido en la historia de la humanidad. El ser humano escuchó la voz de Diágoras, Demócrito, Aristóteles, en la antigüedad, pero también de otros ideólogos modernos que han cuestionado la existencia de Dios, tales como Marx, Freud o Nietzsche y han influido en la forma de pensar y de vivir de las personas de su época y aun permean algunos pensamientos hoy en día. La forma de ver el mundo, en el humano es cambiante y cuenta con multiplicidad de respuestas para las mismas preguntas.

El hombre posmoderno, aunque intuya o conozca la verdad, prefiere establecer sus propios estatutos y normas de vida, por eso niega la soberanía de Dios y opta por obedecer a sus instintos y pasiones. El hombre está inmerso en su cultura “Es la cultura de los medios de comunicación, sobre todo de la televisión. Representa un relativismo absoluto frente a los valores recibidos. La posmodernidad se caracteriza por el nihilismo, el hedonismo y el consumismo: no hay valores absolutos, lo único que importa es mi propio gusto y placer, y vivimos para consumir –para disfrutar de la sociedad de consumo”[11]  La cultura es cambiante, es versátil. En contraposición, la cosmovisión cristiana “No promueve la autonomía del ser humano sino la sujeción de la persona y de la sociedad a la Palabra de Dios revelada en la Biblia”. Y la Palabra de Dios es eterna. Dijo Jesús “Los cielos y la tierra pasarán, pero mi palabra no pasará” (Mateo 24:35). Por tanto, la cosmovisión del mundo no coincide con la cosmovisión bíblica, principalmente porque no creen en Dios o porque tienen una idea distorsionada de quién es Él y lo que pretende al pedir obediencia a Sus preceptos bíblicos (1 Samuel 15:22). Además, que la cosmovisión del mundo es cambiante, se acomoda al tiempo, es efímera, pasa de moda y la Palabra de Dios durará por siempre. 

Los humanos han perseguido la verdad y han configurado criterios diferentes para descubrirla, por muchos años decían que la verdad estaba en el mundo de las ideas, después se pensó que la verdad procede de los datos recuperados a través de los sentidos, piensan que al cambiar el mundo, debe cambiar la verdad, pero afirma Donner, 2012 que no hay quien pueda ver la realidad tal como es, porque cada uno la ve de acuerdo a sus propias categorías mentales y depende de qué se llene la mente, eso será lo que se aprecie alrededor (Proverbios 23:7). Además, de esas creencias dependerá a quién le rinde o no cuentas.  Pero el incrédulo, no quiere rendirle cuentas a Dios y tampoco quiere aceptar que las verdades divinas son inmutables “Su Palabra no es un fósil prehistórico que se ha de exhibir en una vitrina, sino un mensaje viviente para el mundo contemporáneo”[12].

Lamentablemente los hijos de Dios, en ocasiones nos conformamos a este siglo, es decir, nos hacemos a la manera del mundo: Nos dejamos dominar por sus ideologías, sus costumbres y sus comportamientos. Pero Romanos 12:2 pide que nos renovemos y nos explica “que no debemos estar en el mismo molde, en el mismo esquema mental, de nuestro tiempo y de nuestro mundo” [13].Esto implica que el cristiano que quiere «transformarse por la renovación de su entendimiento» “necesita confrontar la realidad de su entorno. Es por el contraste con nuestro entorno que vemos con mayor claridad nuestra identidad nueva como cristianos”[14]. Esto significa que, sin ser del mundo, debemos conocer cómo funciona y cómo es percibido el mundo.

 

Principios establecidos por Dios

El Dios de la Biblia nos escogió desde antes de la fundación del mundo para que fuésemos santos y sin mancha delante de Él (Efesios 1:4), eligió a unos para salvación (Juan 17:12) y vida eterna y a otros no. En el libro de Génesis 1:1-2 aparece el relato histórico de la creación, e indica que en el principio creó Dios los cielos y la tierra, y esto responde a una de las primeras preguntas que se ha hecho el hombre a través de la historia ¿De dónde venimos? 

En la doctrina cristiana de la creación está la base imprescindible para toda la ciencia empírica. Hoy la ciencia está en tela de juicio porque la afirmación de la razón autónoma, la posmodernidad, la Nueva Era y todo el espíritu anti-cristiano que ha venido marcando la cultura occidental, dejan la ciencia nuevamente sin fundamento.[15]

Saber que hubo un Dios creador que tuvo un plan original y que dio origen a todo lo creado, genera seguridad en sus propias creaturas humanas, pero algunos se niegan a verlo así. Varios escritores se han propuesto modernizar a Jesús y lo han caracterizado de diversas formas en Stott (1995) se desglosan trece retratos diferentes que muestran a Jesús como un hombre de la época actual.[16]

El hombre fue hecho a imagen y semejanza de Dios (Génesis 1:26), fue creado sin mancha. Sin embargo, Adán y Eva pecaron y, desde entonces el ser humano está muerto espiritualmente. El pecado nubla el entendimiento y la razón; provoca necedad y rebeldía en los hombres. Entonces, es difícil de aceptar y creer lo que la Biblia dice sobre la creación, la salvación y el propósito de Dios para Sus hijos, si no ha llegado el Espíritu Santo a la vida de la persona y no le ha regenerado para que crea en el Señor y Soberano Creador del universo, no hay forma de cambiar la cosmovisión. Los que hemos creído que Dios Padre envió a Su único Hijo a liberarnos del pecado y de la muerte, somos proclives a entender el origen del universo y el plan salvífico de Dios para nosotros. En tanto, los incrédulos seguirán buscando respuestas en la naturaleza, en los ídolos, en su propio corazón y en su intelecto para encontrar el sentido de su existencia y de los sucesos universales. A su vez, la Biblia indica en Juan 1:12, que nos dio potestad de ser llamados hijos de Dios y, en Isaías 43:7 dice que el propósito del hombre es darle la gloria a Dios y estas son otras respuestas buscadas por los filósofos. 

Los cristianos deseamos relacionarnos con Jesucristo y podemos hacerlo a través de Su Palabra, porque Dios habla a través de ella. Por eso, a los cristianos, que quieren aprender de Su máximo ejemplo: Jesucristo, Pablo les advirtió en Colosenses 2:8 “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. El Señor anticipaba las elucubraciones de los seres humanos, a quienes dotó de inteligencia y de la capacidad de dudar, por lo cual han creado infinidad de teorías sobre cada fenómeno que les rodea, pero se niegan a posar su mirada en Jesús, y en Su Santa Palabra, para encontrar respuestas.

A Sus discípulos, Jesús les advirtió en Juan 17:16 “No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo”, esto significaba que podíamos disfrutar de todo lo creado, pero no aferrarnos ni acomodarnos a las cosas terrenales. Sin embargo, como cristianos estamos llamados a vivir la fe en Jesucristo y en Sus promesas consignadas en las Sagradas Escrituras. Desde que Dios escribió los Diez Mandamientos, estableció el tipo de relaciones que íbamos a desarrollar con 
Él, con nuestros semejantes y con la naturaleza. Y en cada actuación el cristiano, es confrontado con los valores e ideas opuestas entre la cosmovisión del mundo y la establecida por Dios. De este modo en Stott (1995)  “se nos llama a escuchar con ambos oídos, a escuchar tanto a la Palabra como al mundo”[17], para no perdernos en un solo terreno (el celestial y el terrenal). Debemos aprender a hablarle a los que no conocen a Dios o se han negado a reconocer las verdades bíblicas; de ahí que si nos acercamos a las personas “para hablarles del Evangelio necesitamos saber cuál sea la corriente actual y las formas de pensamiento que fluyen sin cesar, los hombres y las mujeres no creen sin una obra previa del Espíritu Santo en sus corazones.”[18] Aunque también es importante que escuchen o lean el evangelio, para que se acerquen a las verdades de Dios.

Las ideas posmodernistas han llevado a los seres humanos a perder sus convicciones, diversos ideólogos proponen que no hay ninguna verdad absoluta, solo verdades relativas. Por eso, sus seguidores cambian la verdad de forma caprichosa y no logran ser congruentes entre lo que piensan, lo que expresan y lo que practican; porque la verdad se cambia al antojo. Pero, se supondría que los cristianos sí hacemos coincidir lo que predicamos y la forma en que nos comportamos. Recordemos que la cosmovisión es una forma de ver el mundo. Los humanos somos seres integrales y como tales debiéramos vivir. En especial los discípulos de Cristo, debemos incluir la mente, el pensamiento, la razón, el intelecto, y dejar que Dios renueve nuestro entendimiento y coloque a Cristo en el centro. “Ninguna cosmovisión es cristiana a menos que tenga a Cristo como centro”[19]. Malo sería que acomodáramos la verdad a nuestra conveniencia.

Dios nos invita a conocerlo, porque en esa medida alcanzaremos la libertad. Libertad entendida como llevar cautivo nuestro pensamiento al pensamiento de Cristo (2 Corintios 10:5). Jesús dijo “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). Si aceptamos que la Biblia es la Voz de Dios y a través de Su lectura podemos conocerlo a Él y “es a partir de ese conocimiento personal, esa nueva relación con Cristo que se puede desarrollar una cosmovisión cristiana. La misma Biblia nos da las pautas y Cristo es el centro de esta reflexión.”[20] Por tanto, para mirar al universo, apreciar nuestra relación con Dios y la relación con el prójimo y con la creación es necesario conocer más a Dios. “La historia bíblica nos enseña a mirar al ser humano siempre coram deo –«de cara a Dios». Se define por su relación con Dios, una relación de obediencia o de rebeldía, de arrepentimiento o de altivez”[21]

 

Aplicación de la cosmovisión cristiana a la vida práctica

Si sabemos que Dios determinó en Su Palabra las relaciones que estableceríamos con Él, con nuestros semejantes y con la naturaleza, entonces debemos cuidar todos los ámbitos de nuestra existencia, para ser fieles a una cosmovisión de tipo cristiano. “El asunto es de carácter, de testimonio, de ser lo que somos en la vida pública, en la vida privada, en el trabajo, en los negocios, en el congreso o en cualquier parte.”[22] La Palabra de Dios nos invita a amar al Señor con todo nuestro corazón y a nuestro prójimo como a nosotros mismos (Mateo 22:37-39).

La relación con Dios significa entrar en comunión con Él, orar razonando, sintiendo y expresándole que Él es el Señor, el Creador del universo, el Soberano que tomó decisiones antes de fundar al mundo, que nos hizo con un propósito para la alabanza de Su gloria, que un día nos hará morar eternamente a Su diestra. Por tanto, debemos tener tiempos de oración y adoración para manifestarle nuestro amor, a la vez que lo reconocemos como el dueño de nuestras vidas y le pedimos dirección, para que todo lo que hagamos sea como para Dios 8 Colosenses 3:23-24). 

Además, para conocer a Dios, se requiere acudir a la Palabra escrita que Él inspiró a los autores, no hay otra forma actualizada de recibir la revelación de las verdades y los principios divinos para acercarnos a Él “Dios puede ser conocido sólo en la medida que se da a conocer. No hay otra forma de conocer a Dios, sino por la revelación que Él nos da de Sí mismo.”[23] Y que permanece en la Biblia. Conocer a Dios servirá para obedecerle y alcanzar Su estándar, es decir la estatura del Varón perfecto (Efesios 4:13). El cristiano con su cosmovisión acepta voluntariamente rendirle cuentas a Dios.

Por otra parte, al relacionarnos con el prójimo, debemos considerarlo superior a nosotros mismos (Filipenses 2:3). Por lo tanto, amarlo, servirle y tenerlo en alta estima. Lejos de sentir egoísmo o envidia. El cristiano aprende a ver el mundo como Dios lo ve. Comienza por asimilar que el plan de salvación fue engendrado desde antes de que el mundo fuese y la redención humana abarca todas las dimensiones de la vida; por tanto, implica cambios en lo espiritual, social, laboral, familiar y personal. Un cristiano no solo cambia sus pensamientos, modifica su trato con los demás, para ser generoso, bondadoso, diligente, respetuoso y mucho más. En su vida familiar, es esposo de una sola mujer, educa y disciplina a sus hijos en el temor a Dios. En el empleo, es puntual, productivo y disciplinado. El Dr. Del Belcher dijo “El mundo sabrá que somos cristianos por nuestras acciones de amor”.[24] O como expresó el hermano Stott “Con el fin de vivir, tengo que morir a mi propio egocentrismo. Con el fin de descubrirme a mí mismo, tengo que perderme en el acto de amar.”[25], es dejar a un lado el yo, para colocar a mis hermanos antes.

En nuestra relación con la creación, se trata de cuidar a la naturaleza, (plantas, animales y recursos existentes) recordar que Dios nos instruyó para hacerla crecer, fructificar y multiplicarse (Génesis 1:28). Inclusive en nuestra relación con el dinero, administrarlo bien, porque “una cosmovisión cristiana significa mirar todo en su relación con Cristo. Tenemos que hacer esto con el dinero también”.[26] Es decir, que la creación de Dios incluye los bienes, por tanto, “hemos de mirar los bienes materiales en su relación con Dios: son de Él, provienen de Él, se han de usar para Su gloria”[27]. De ahí que el ofrendar y diezmar debe ser parte de las prácticas del cristiano.

Lo más importante es reconocer a Jesucristo como el Señor, esto implica que estamos expresando algunas convicciones, no solo que Cristo es Dios y Salvador, sino que indican a la vez nuestro radical compromiso con Él. Las dimensiones de este compromiso son intelectuales (al someter a nuestra mente al yugo de Cristo), morales (al aceptar sus normas y al obedecer sus mandamientos), vocacionales (al dedicar nuestra vida a su servicio liberador), sociales (al procurar penetrar la sociedad con sus valores), políticas (al rechazar la idolatría de cualquier institución humana) y globales (al extremar el celo por el honor y la gloria de Su nombre).[28]

Esto implica que, como seres integrales, todo nuestro ser se dispone a someterse al Señor Jesucristo y, también hacerlo en todos los ámbitos de la vida cotidiana.

 

Conclusiones

Al inicio de este ensayo se planteó la pregunta ¿La cosmovisión cristiana es una posición fuera de moda y si así fuera, en qué son diferentes las cosmovisiones del mundo y la cristiana? Y se fue contestando poco a poco. La primera conclusión es que la cosmovisión cristiana no está pasada de moda, porque es eterna y durará por siempre. 

Además, la cosmovisión del mundo y la cosmovisión cristiana difieren en varios aspectos. La del mundo tiene al hombre en el centro, es cosmovisión humana, se sostiene con la mentalidad humana, es terrenal y efímera, cambiante, insostenible. El hombre mundano no quiere rendir cuentas a Dios. La cristiana, tiene a Cristo en el eje, se sostiene con la Palabra de Dios, es celestial como Dios, eterna, permanente, se sostiene con el poder de Dios y el cristiano decide rendirle cuentas a su Creador.

El mundo de los incrédulos se rige por lo que pasa de moda, como toda ideología asentada en diferentes periodos de la historia o en diversas culturas o pensadores individuales. Sin embargo, los principios bíblicos son eternos, no pasan de moda. Si bien, al analizar cada afirmación de los seres humanos, sobre las grandes preguntas de la humanidad, dichas afirmaciones parecen más míticas de lo que en alguna ocasión se pudieran considerar los relatos bíblicos, simplemente el creer que la naturaleza se creó a sí misma y a través de un acto del azar, ya es en sí misma inadmisible. En la cosmovisión cristiana Dios es la respuesta a todas las preguntas del hombre.

Afortunadamente, y de acuerdo con Romanos 12:1-2 ni las filosofías más extensas y completas nos ayudarán a contrarrestar los pensamientos que se oponen a la cosmovisión bíblica, a la cual le podemos llamar cristiana, porque los que hemos sido regenerados por el Espíritu Santo y, tenemos el derecho de llamarnos cristianos, nos apegamos a creer y tratar de practicar los principios de las Sagradas Escrituras, porque queremos imitar al Señor y Salvador. Por eso, Romanos 12:2 nos exhorta a “renovar nuestro entendimiento…cambiar nuestros hábitos mentales”, este texto presupone que el cristiano vivirá en contraste con los esquemas del mundo, porque su cosmovisión es opuesta. 

La cosmovisión cristiana nunca estará pasada de moda, porque tiene bases eternas al tratarse de la perspectiva eterna de Dios asentada en Su Santa Palabra. Un cristiano genuino que ha decidido ser discípulo de Jesucristo debe recordar que Cristo murió por él, por tanto, el cristiano también pensará sentirá y vivirá para Cristo y lo hará por agradecimiento y por amor. A su vez, el amor de Cristo debe ser el impulso principal para su vida.

Por tanto, al confrontar las dos visiones del mundo, el cristiano debe reaccionar y salir de su zona de confort, aprender más de su Creador, conocer cómo es Dios, qué ordena en Sus Escrituras, a la vez que indaga cómo piensa el incrédulo y cómo interpreta su propio mundo, para contrastar sus verdades con las verdades bíblicas. Debemos hacer un poco de apologética para defender nuestra fe ante el mundo. Orar por los que viven en obscuridad y lograr que reciban la regeneración del Espíritu Santo y una nueva cosmovisión eterna que jamás pasará de moda, para que se haga realidad en su vida Hechos 26:18 que asegura que podemos abrirles los ojos para que se conviertan de tinieblas en luz.

 

Referecias:

- Belcher, Del. Curso Cosmovisión Cristiana. Video. Colombia: Seminario Reformado Latinoamericano. Video 2. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=vuwx9j-AaRM

- Diccionario Enciclopédico Santillana, Madrid, 1992.

- Donner, Theo G. Posmodernidad y fe. Una cosmovisión cristiana para un mundo fragmentado. Barcelona, España: Clie, 2012.

- Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática. Estadísticas a propósito del día mundial para la prevención del Suicidio (10 de septiembre). Datos nacionales INEGI, México: 8 de septiembre, 2021. Recuperado de: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2021/Suicidios2021_Nal.pdf

- La Biblia. Versión Reina Valera 1960.

Mi devocional. Recuperado de: https://midevocional.org/%C2%BFel-cristianismo-esta-pasado-de-moda/

- Scribano, Adrián. Comienzo del Siglo XXI y Ciencias Sociales: Un rompecabezas posible.  Polis, Revista Latinoamericana, 25 de agosto, 2015. Recuperado de: https://journals.openedition.org/polis/11005

- Schaeffer, Francis. Huyendo de la razón. Un análisis penetrante a las tendencias del pensamiento moderno, 1969

- Stott, John. El cristiano contemporáneo, Un llamado urgente a escuchar con los oídos. Buenos Aires, Argentina: Grand Rapids. Wm. B. Eermands Publishing Company. Nueva Creación. 1995.

 

 Citas:

[1] Donner Theo G. Posmodernidad y fe. Una cosmovisión cristiana para un mundo fragmentado. (Barcelona, España: Clie, 2012) 16

[2] Diccionario Enciclopédico Santillana. (Madrid: Santillana, 1992).

[3] Diccionario Enciclopédico Santillana, 1992. 

[4] Diccionario Enciclopédico Santillana, 1992.

[5] Adrián Scribano, Comienzo del Siglo XXI y Ciencias Sociales: Un rompecabezas posible.  (Buenos Aires: Polis, Revista Latinoamericana, 25 de agosto, 2015) 2. https://journals.openedition.org/polis/11005

[6] Scribano, 25 de agosto, 2015, 2

[7] Scribano, 25 de agosto, 2015, 2

[8] Donner, 2012, p. 36

[9] Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. (México: INEGI, 8 de septiembre, 2021) https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/aproposito/2021/Suicidios2021_Nal.pdf

[10] Donner, 2012, p. 37

[11] Donner, 2012, p. 38

[12] John Stott. El cristiano contemporáneo, Un llamado urgente a escuchar con los oídos. (Buenos Aires, Argentina: Grand Rapids. Wm. B. Eermands Publishing Company. Nueva Creación, 1995) 17

[13] Donner, 2012, p. 35

[14] Donner, 2012, p. 35

[15] Donner, 2012, p. 126

[16] Stott, 1995, p. 23

[17] Stott, 1995, p. 26

[18] Francis A. Schaeffer. Huyendo de la razón. Un análisis penetrante a las tendencias del pensamiento moderno. (Barcelona: 1969), p. 49

[19] Donner, 2012, p. 88

[20] Donner, 2012, p. 96

[21] Donner, 2012, p. 108

[22] Donner, 2012, p. 127

[23] Donner, 2012, p. 190

[24] Del Belcher. Curso Cosmovisión Cristiana. (Colombia: Seminario Reformado Latinoamericano 12 de julio de 2021) Video 2

[25] Stott, 1995, p. 52

[26] Donner, 2012, p. 142

[27] Donner, 2012, p. 143

[28] Stott, 1995, p. 94

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