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11 Abril

Si se humillare mi pueblo

Written by  Paulo C. Chaparro

En situaciones como la que estamos viviendo actualmente, como iglesia podemos llegar a pensar que esto que sucede es por causa del pecado del mundo, es decir, de otros, de aquellos que no son “cristianos”. 

Sin embargo, vemos en la Palabra que el Señor tiene sus ojos puestos sobre Su iglesia y al que ama disciplina (Hebreos 12:6). Dios puede enviar diversidad de males, incluyendo las pestes, no por causa de los incrédulos sino para el bien de Su pueblo amado, es decir, nosotros. 

Este tipo de acciones divinas no llevan un fin de aniquilación definitiva sino un fin de salvación en Su eterno y justo amor. El texto (2 Crónicas 7:14-16) nos deja ver una serie de actitudes previas a la Salvación de Jehová, y estas comienzan por la auto-humillación que no es más que reconocer que somos nada delante del Dios Soberano y Eterno, que sus juicios siempre son buenos y justos (Salmo 119:137). 

Después de la humillación debe manifestarse la oración, la búsqueda del rostro de Dios y la conversión de vida, esto traerá el perdón de nuestros pecados, siendo esto el motivo de la reprensión, para después manifestarse la sanidad a nuestra tierra. ¿Como peca la iglesia? Hay pecados muy propios de la iglesia al dejar de lado lo que Dios espera de ella en indolencia, apatía, pereza, desprecio a la Palabra, falta de oración, no valorar la reunión de los Santos, no evangelizar, etc. 

La Iglesia de Cristo se humilla, ora, busca la faz de Dios en Su Palabra y cambia sus caminos ante los males a la Tierra, pues sabe que solo Dios es Soberano sobre todo.

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