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23 Mayo

Paz activa en la tormenta

Written by  Paulo C. Chaparro

La búsqueda de la paz es una de las más constantes de la humanidad, se hacen acuerdos, negocios, se pelea e incluso han quienes han matado en busca de la paz permanente. Sin embargo, no hay esfuerzo humano que pueda alcanzarla pues ésta es una dádiva única y directa de Dios a través de la fe en Su Hijo Jesucristo.

La iglesia, ha sido bendecida con esta dádiva, de hecho las primeras palabras que el Señor Jesús dio a sus discípulos como saludo después de haber resucitado fueron:

— ¡La paz sea con ustedes! (Juan 20:19)

Sin embargo, a veces no tenemos un concepto bíblico y claro de lo que es la paz de Cristo. Muchos la interpretan como el periodo de no guerra, es decir, cuando no hay batalla más esto no es así. Algunos otros ya saben que aun en batalla la paz cristiana esta presente permitiéndonos vivir confiando y glorificando a Dios, mas la ven únicamente como un tiempo de permanecer solo “resistiendo”, una paz pasiva y perseverante mientras pasa la tormenta. Veamos:

El texto (Juan14:27) nos revela dos aplicaciones de la paz cristiana:

    No se angustien. La angustia es una emoción derivada de la impotencia e incertidumbre ante algún peligro o situación que nos supera y parece no haber nada que hacer. Jesús nos dice que la paz debe evitar que la impotencia nos lleve a la angustia. Hay cosas que no podemos evitar ni solucionar, entonces Su paz nos permitirá descansar y esperar solo en Él. Cuando hay situaciones que no podemos solucionar pues no hay nada que podamos hacer, entonces recordemos que Dios es el Todopoderoso Soberano y no pondrá sobre nosotros carga mas grande que nos aplaste.

    Ni se acobarden.  La cobardía es la falta de ánimo y valor ante una circunstancia que nos lleva a paralizarnos o al menos a disminuir la fuerza de nuestra reacción. Hay situaciones atemorizantes en nuestra vida, sin duda, más la paz de Cristo, fluye de la plena confianza en Él debe darnos las bases para actuar y vencer. Si vemos que hay algo que podemos hacer que el temor no nos paralice y con toda paz caminemos con paso firme hacia la tormenta pues el Gran Yo Soy en nuestra fuerza y paz. No solo nos escondamos en una cueva esperando que el problema se arregle solo.

“Dios jamás hará por ti lo que a ti te delegó que hicieras tú por Él.”

— Dr. Othoniel Ríos Paredes

Entonces, analicemos la situación y si no podemos hacer nada, descansemos y confiemos plenamente en Dios; y si vemos que hay algo que podemos hacer, hagámoslo con toda paz y valor confiando en que en Cristo tenemos asegurada la victoria según Su justo y eterno propósito.

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