“Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres.” Romanos 12:18

La paz no es la ausencia de problemas, sino la calma y gozo interno que nos hace disfrutar de Dios aún a pesar de las circunstancias externas. La iglesia ha recibido un evangelio de paz, pues Cristo al morir por nuestros pecados calmó la ira del Padre y ahora tenemos acceso a Su trono para disfrutar de Sus bendiciones, es decir, estamos en paz con Dios.

De la misma manera ahora somos exhortados a ser vehículos de la paz y buscar la paz, esto significa el poder aceptar, perdonar y amar al prójimo. No hay otra forma de entender la paz.

El apóstol Pablo dice “en cuanto de ustedes dependa”, pues Pablo sabe que nuestro llamado es buscar la paz, pero ¿qué pasa cuando nos encontramos con personas o situaciones que no aceptan la paz? El consejo es pasar por alto la ofensa y alejarnos.

La iglesia que ama la paz, procurará aquello que promueva a la paz en la familia, entre hermanos y en la sociedad modelando el fruto del Espíritu y la verdad evitando chismes, pleitos y contiendas. 

Ciertamente una iglesia que ama la paz tendrá que pelear por lograrla, una batalla al interior del alma que se refleje en nuestra manera diaria de vivir, no obstante con gran recompensa y satisfacción disfrutando de la realidad de Dios.

“Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos, consolaos, sed de un mismo sentir, y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con vosotros.” 2 Corintios 13:11