“Por tanto, de la manera que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, así andad en Él; firmemente arraigados y edificados en Él y confirmados en vuestra fe, tal como fuisteis instruidos, rebosando de gratitud.” Colosenses 2:6-7 LBLA

La gratitud es un síntoma de humildad. Es el reconocimiento de que alguien más ha hecho algo a favor de nosotros. Y cuando hay gratitud, nuestro comportamiento a favor de aquel que nos ayudó es de correspondencia y de gozo, obvio, pues todo aquel que recibe un favor o ayuda recibe un alivio y esto produce alegría.

La iglesia de hoy, como la de hace 2 milenios, tiene las mismas razones para ser las personas más agradecidas y alegres, pues el favor que hemos recibido de parte de Dios es inconmensurable. Tenemos vida eterna y perdón de pecados. Toda deuda ha sido pagada. La ira de Dios contra nosotros ha sido aplacada. Hemos sido librados del infierno. Nos han sacado de las tinieblas y traídos a la luz admirable del Señor. El camino roto para llegar al Padre ha sido reabierto, tenemos acceso a Dios para ser escuchados. El consuelo, guía y dirección del Espíritu Santo está a nuestro alcance cada día. En la Biblia nos ha sido dada la palabra profética más confiable. Hemos sido constituidos amigos de Dios, pueblo de Dios, hijos de Dios. Somos llamados a ser la esposa del cordero. Nunca estaremos solos. Tenemos promesa de estar con él en su venida y estamos seguros que así como no falló en venir a morir no fallará a venir por nosotros para reinar junto a Él.

Son muchas más y mucho más poderosas las razones por las que la iglesia puede y debe estar agradecida y alegre aún en medio de luchas y contradicciones. Cuanto más humildemente agradecer por las cosas simples de la vida como el nuevo día, besar al cónyuge y a los hijos, poder tener un bocado de pan en la mesa, acariciar a tu mascota, tomar un helado o un café con una buena compañía, poder pasear y pisar el césped, o estar en paz en casa con la familia.

Enfoquémonos entonces humildemente en reconocer todo lo recibido por la gracia inmerecida  de Jesucristo y rebosemos de gratitud para que el mundo vea una luz en medio de todos sus problemas.