¿Por qué habríamos de orar por las autoridades si estas no siempre son buenas? Esta podría ser una pregunta bien justificada. No obstante, la exhortación del apóstol Pablo a la iglesia no es interceder por quien esta en autoridad por que sea bueno, sino por que así conviene a quien es hijo de Dios.
Al interceder por las autoridades, según el contexto del pasaje, la iglesia establece que su confianza esta en Jesucristo y no en los hombres, se hace patente el hecho de qué hay autoridad sobre toda autoridad, se reconoce ante Dios las debilidades de los hombres sin importar su cargo o nivel de autoridad, se intercede por aquellos que tienen una responsabilidad con la esperanza de que lleguen al conocimiento de Dios, se crea empatía a travez de la oración para poder respetar y aceptar las fragilidades de nuestras autoridades y se establece confianza en que Dios hará o usará a esa autoridad como él quiera, recibiendo la iglesia una vida de tranquilidad al poner su esperanza en la soberanía de Dios.
Civil, familiar, laboral, escolar, congregacional, son algunas de las áreas donde nos enfrentamos a una autoridad, y en todas ellas se nos exhorta a interceder por ellas, no para que estas sean buenas o conforme a nuestra manera de pensar o conveniencia particular, sino para que estemos en paz creyendo que Dios estará cumpliendo su plan a través de las autoridades que nos son impuestas y quizá, por nuestra intercesión y sujeción a ellas, puedan ser salvos.
