“Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 

Por tanto no temeremos, aunque la tierra sea removida 

y se traspasen los montes al corazón del mar”. 

Salmos 46:1-2 RVR1960

“Amparo y fortaleza”, es el mensaje principal de este Salmo sobre el cual Martín Lutero se inspiró para escribir la letra y música del famoso himno "Castillo fuerte es nuestro Dios" en 1533. Poco se difunde que el Gran Reformador fue también un gran músico poseedor de una gran y hermosa voz e impulsor del ahora conocido Canto Gregoriano. Muchas veces cantaba frente a las ventanas de los ricos para obtener limosnas y poder dárselas a los pobres además de ser invitado a cantar en diversas parroquias y para distintas audiencias.

Decía Lutero: "A quien no le guste la música, nunca podrá ser mi amigo." Él dijo que la música era un "don y una gracia de Dios. Podía ahuyentar a Satanás y hacer que el hombre olvidara todo enojo". Antes, la música era usada solamente en latín por lo que deseaba componer himnos para que el mensaje de Dios fuese propagado por medio del canto y que los creyentes cantaran y leyeran la Biblia en su propia lengua. Al leer la Biblia oirían la voz de Dios y al cantar himnos, ellos hablarían con Dios. 

El primer himnario protestante fue publicado en Wittenberg, Alemania, en 1524 y tenía solo 8 himnos, 4 de ellos escritos por Lutero, por lo que él vino a ser conocido como el padre de la himnología congregacional. Sus himnos fueron una poderosa herramienta, la gente estaba aceptando y aprendiendo sus doctrinas por medio de ellos. Los enemigos de Lutero decían que sus himnos "destruían más almas que aun los libros o sermones escritos por él".

De sus 37 himnos, el más conocido es "Castillo fuerte es nuestro Dios" y se cree que lo escribió cuando sus amigos lo escondieron en el castillo de Wartburgo para protegerlo mientras que leía la Biblia en hebreo y en griego y seguía con la traducción de Los Salmos y compuso un tomo de sermones y una multitud de otros escritos. Por casi un año exhortaba, enseñaba, reprendía y tronaba desde su escondite.

En aquellos momentos de oscurantismo, los cantos eran pocos y los entonaban exclusivamente personas eclesiásticas y especializadas, quienes los componían en un idioma que la mayoría no entendía y se cantaba sin expresión alguna, sin gozo y con demasiada seriedad.

Cuando Lutero observó esto, insistió en que debía haber cantos bonitos, hermosos, expresivos y armoniosos, escritos incluso a cuatro voces y en el idioma del pueblo. Músicos y compositores como Meyerbeer, Mendelssohn, Wagner y Nicolai, utilizaron la melodía de este canto en algunas de sus obras, y la armonización que hoy conocemos fue realizada por Johann Sebastian Bach.

Lutero escribió 37 himnos, siendo Castillo Fuerte el que más se ha entonado y se sigue cantando en la actualidad.

Iglesia, no olvidemos que Castillo fuerte es nuestro Dios, defensa y buen escudo.

En las poderosas palabras de este himno, Lutero manifestó la confianza y apoyo que encontró en su Dios y que todo el mundo lo ha cantado desde esa fecha hasta hoy día. La letra en español fue traducida por el poeta y eclesiástico Juan Bautista Cabrera.

Letra

Autor: Martin Lutero

Base bíblica: Salmo 46

 
Firmes y adelante
 
1.
¡Firmes y adelante, huestes de la fe,
sin temor alguno, que Jesús nos ve!
Jefe soberano, Cristo al frente va
y la regia enseña tremolando está.
 
CORO
¡Firmes y adelante, huestes de la fe,
sin temor alguno, que Jesús nos ve!
 
2.
Al sagrado nombre de nuestro Adalid,
tiembla el enemigo, y huye de la lid.
Nuestra es la victoria; dad a Dios loor,
y óigalo el averno lleno de pavor.
 
3.
Muévese potente el pueblo del gran Dios,
pues de su gran Jefe marcha siempre en pos.
Es un solo cuerpo y uno es el Señor,
una la esperanza y uno es el amor.
 
4.
Tronos y coronas pueden perecer,
de Jesús la iglesia firme ha de ser.
Nada en contra de ella prevalecerá,
porque la promesa nunca faltará.

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