“Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban. De repente se produjo un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel fueron sacudidos; al instante se abrieron todas las puertas y las cadenas de todos se soltaron.” Hechos 16:25-26

¿Como reaccionamos cuando la tierra tiembla? Es natural sentir miedo, sentirse frágil, impotente, confundido... Pero nos somos sacudidos solo por los temblores de la tierra, también sufrimos de terremotos emocionales, familiares, en el trabajo, en nuestra vida espiritual... y sí, también nos provocan miedo, impotencia y confusión.

Pablo y Silas ante el efecto del terremoto guardaron su paz y gozo y pudieron tener el temple para hablar de Cristo a otros y darle luz a los que estaban en oscuridad, de tal forma que el carcelero fue salvo después de aquel gran movimiento de la tierra y no sólo él, sino toda su familia. Inténtalo, da gloria a Dios cuando la tierra tiemble, y da gloria a Dios cuando tu vida, tu entorno, también se sacudan, sigamos el ejemplo de Pablo y Silas y aprovechemos para seguir cantando y alabando a Dios y predicar a los que lo necesitan.

Las cadenas de los presos se rompieron y quien estaba en oscuridad halló luz, ese fue el efecto del terremoto en la cárcel de Pablo. Que en los terremotos que se presenten en nuestra vida seamos una iglesia con la confianza de que todo está en control de nuestro Dios y su soberanía; que se rompan cadenas de muchos que están presos en sus mentiras, sus pecados, su violencia; así también, que muchos que están en oscuridad reciban luz para ver y conocer al único que da calma y salvación, y que esto ocurra por la iglesia que no deja, bajo ninguna circunstancia, de darle toda la gloria al único que lo merece: Jesucristo.

“Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. Por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos y las montañas se derrumben en el mar.” Salmos 46:1-2 NTV