“Llevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.” Gálatas 6:2 LBLA

Pablo exhorta a la iglesia del principio a considerar a los demás como más importantes que uno mismo y, en este sentido, llevar las cargas mutuamente, dando así cumplimiento a ley:

“Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: AMARÁS A TU PRÓJIMO COMO A TI MISMO.” Gálatas 5:14 LBLA

Además, damos cumplimiento también a la palabra cuando nos dice: 

“Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.” Romanos 12:15

Una manera muy practica y al alcance de todo cristiano para hacerlo es la intercesión. Tomar una preocupación, necesidad o situación de alguien más y hacerla nuestra con toda sinceridad, para luego ir delante de Dios y poner el asunto en sus manos.

Cuando sabemos que alguien más está orando con nosotros somos fortalecidos, animados y alentados a no desmayar, sabemos que no estamos solos por qué hay alguien más que está levantando su voz, que está clamando y buscando el rostro de Dios a favor nuestro.

Si tú sabes de algún hermano que está enfermo, que está en una situación apremiante, que está preocupado o angustiado por una situación familiar, de trabajo o de cualquier índole, se sensible y dile que estarás orando por él y que lo acompañaras intercediendo para que la oración acompañada llegue al trono de Dios y el Señor, conforme a su plan y su propósito, traiga respuesta. Y aún cuando la respuesta tardará puedes estar seguro que el corazón se llenará de esperanza y la carga de aquel por quién intercediste se hará más ligera, y eso, sin duda, es ya una bendición y una ganancia.